El origen de los afrodisíacos

El placer sexual es uno de los más codiciados y buscados por la especie humana.

De hecho el hombre se ha ocupado del amor y de los afrodisíacos desde que la historia es historia. En todas las culturas se han preparado filtros y pócimas de amor, ungüentos y practicas rituales para atraer al sexo opuesto, potenciar la sexualidad y la fertilidad.

Su Historia

El origen de los afrodisíacos se remonta mucho antes que la antigua Grecia y no hay cultura antigua o moderna qu e no cuente con diversas plantas estimulantes. El término afrodisíaco proviene de Afrodita, diosa griega del Amor, que surgió desnuda de la espuma del mar de Cythera en el siglo VI, a. de C.; Homero la señala en su himno como responsable de poner el deseo en las fieras, los hombres y los dioses, hasta hacer extraviar la razón de Zeus.

La primera mención de los afrodisíacos procede de unos papiros egipcios de los años 2200 y 1700 a de C. Tambien en la Biblia (Antiguo Testamento - Génesis 30: 14 y 15), en los libros de amor de La India, de la Antigua Grecia y en las recetas de los árabes, se mencionan estas "sustancias milagrosas".

Los primeros afrodisíacos eran plantas y alimentos, cuya forma se parecía mucho en su estado natural a los órganos sexuales masculinos o femeninos o compartían el mismo perfume que las secreciones sexuales. Cuando los antiguos griegos y romanos querían "aderezar" su vida sexual, bebían unos tragos de un líquido llamado Satirión (de la palabra griega sátiro, un dios que permitía los excesos sexuales), que se sacaba de una especie de orquídea con bulbos en forma de testículos humanos. Se dice que "Hércules, al recibir la bebida de Tespios, desfloró a las quince hijas de su anfitrión en una sola noche".

Viejas costumbres para la era Moderna

Recientemente se popularizó mucho un libro de cocina afrodisíaca, lo que demuestra de nuevo lo extendida que está la tendencia a aceptar las ideas prácticas antiguas en estos tiempos nuevos, el extenso cuerpo de escritos sobre afrodisíacos mágicos, resulta cuando menos confuso si queremos clasificar los contenidos y obtener un sentido de ellos, la medicina moderna a confirmado que algunas recetas antiguas funcionan, habitualmente aquellas que se basan en plantas, que tienen propiedades narcóticas naturales, pero ¿Quien puede decir que muchos de esos afrodisíacos de los que ahora nos burlamos no funcionaron?, verdaderamente para los griegos, los romanos y todos los demás si le funcionaron, a mi me resulta absolutamente razonable que si Penélope le dice a Ulises que hay un poco de mandrágora mágica en su vino, enseguida este empieza a sentirse ardiente con los móviles zarcillos del pelo oscuro de ella.

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